2008/02/22

De la protesta a la resistencia


Ya desde los primeros meses del movimiento estudiantil, el tema de la violencia revolucionaria ha sido planteado como muestra este texto, escrito en 1968 por Rudi Dutschke, líder del SDS: “Romper las reglas del juego inherentes al orden capitalista dominante solo puede tener por resultado el completo desenmascaramiento del sistema en tanto que ‘dictadura de la violencia’, pero para esto hace falta que sus centros neurálgicos sean atacados de muy diversas formas (que van desde las manifestaciones resueltamente pacíficas hasta tipos de acción conspirativa). De entre los numerosos centros neurálgicos del sistema destaca el congreso de los diputados, las percepciones, los tribunales de justicia, los centros de manipulación –como es el caso del Springer-, la casa de América, las embajadas de los regímenes fantoches, los cuarteles, las comisarias, etc. (…) En el transcurso del próximo mes, la tentativa genocida del pueblo vietnamita va a alcanzar una dimensión sin precedente alguno. De ninguna manera hay que quedarse de brazos cruzados ante esta perspectiva.”

Cuatro años más tarde, los militantes de la RAF reivindican dos atentados contra las instalaciones americanas en Alemania para protestar contra el reinicio de los bombardeos norteamericanos en el norte de Vietnam desde el 6 de abril de 1972 y el “genocidio del pueblo vietnamita”. Simultáneamente, la RAF atacaba cuarteles de la policía y la sede del grupo Springer, todos los objetivos marcados por los atentados de mayo del 72 habían sido designados por el movimiento estudiantil alemán y la ofensiva de la Fracción del ejército rojo era una aplicación directa de la estrategia definida por Rudi Dutschke en 1968. Los que habian mantenido discursos favorables a la lucha armada permanecieron en silencio o incluso criticaron estas acciones. Los militantes de la RAF, que esperaban al menos un respaldo de palabra, se sintieron traicionados por la actitud de sus antiguos camaradas. ¿Cómo explicar este corte entre la nueva izquierda y la misma RAF justo en el momento que las acciones de esta última se inscribían en la continuación del movimiento estudiantil?

Entre esos dos momentos, está el atentado que sufrió el dirigente estudiantil Dutschke, y las protestas que siguieron. En esa ocasión Ulrike Meinhof escribe un artículo que lleva por título, “de la protesta a la resistencia”:
“Si digo que tal y cual cosas no me gustan estoy protestando. Si me preocupo además de que eso que no me gusta no vuelva a ocurrir, estoy resistiendo. Protesto cuando digo que no sigo colaborando. Resisto cuando me ocupo de que tampoco los demás colaboren.” Eso más o menos –no literalmente- dijo un negro del movimiento Black Panther en la conferencia por el Vietnam celebrada en febrero en Berlín. (…) Por primera vez se ha cruzado la frontera entre la protesta verbal y la resistencia física durante las protestas contra el atentado a Rudi Dutschke, durante los días de Pascua, y la han cruzado muchos en masa, no individuos sueltos, y durante días, no sólo una vez suelta, y en muchos lugares, no sólo en Berlín, y de hecho, no sólo simbólicamente. Luego del 2 de junio sólo volaron por los aires tomates y huevos; esta vez han volado piedras. (…) Se ha cruzado la frontera entre la protesta y la resistencia, pero no se ha hecho de un modo eficaz, porque lo que ha ocurrido se puede repetir y no se han modificado las relaciones de fuerza. Se ha hecho resistencia. Pero no se ha ocupado posiciones de fuerza. ¿Ha sido todo, en consecuencia, violencia sin sentido, desbordada, terrorista, apolítica, impotente? (…) ahora que han saltado las ataduras de los Buenos Modales y la Decencia, se puede y se tiene que discutir de nuevo, desde el principio, sobre la violencia y la contraviolencia. La contraviolencia, (…) no es adecuada para despertar simpatía (…). La contraviolencia corre el peligro de convertirse en violencia, en la cual la brutalidad de la policía dicta la ley de la acción, una cólera impotente sucede a la racionalidad reflexiva y se contesta con medios paramilitares a la intervención paramilitar de la policía. (…) Se acabó la broma. (…). ”